Joaquín Sabina volvió a pisar Murcia la noche del miércoles 25 de junio, a las 22:00 horas en punto, bajo un cielo templado y una Plaza de Toros llena hasta la bandera, el cantautor de Úbeda abrió su concierto proyectando en pantalla imágenes de sí mismo en otros tiempos, más joven, más delgado, igual de irreverente. El público de la plaza, sus fans estaban preparados para la emoción, la ironía y la memoria.
La gira “Hola y adiós” es la primera de dos fechas en Murcia, dentro de una extensa gira que llevará al cantante junto a su banda por 16 ciudades españolas.
Sabina, con 76 años, señala que no se va sin despedirse cantando. Lo acompañan sus músicos de siempre, y entre ellos, brilla Mara Barros, su cómplice musical, que no sólo hace coros: en dos ocasiones tomó el relevo cuando Sabina se retiró unos minutos a descansar. Nada alteró la entrega del público, que acogió esos breves intermedios cantando y aplaudiendo.
Durante algo más de dos horas, Sabina navegó entre himnos infalibles —“19 días y 500 noches”, “Princesa”, “Contigo”— y temas recientes que, pese a ser nuevos, ya llevaban su firma inconfundible: como “Un último vals” entre otros, versos como puñales dulces. Cada canción era celebrada como si fuera la última. Entre anécdotas, y recuerdos, comentó al público cómo fue que conoció a Chabela Vargas. El poeta de voz rota tejió una noche donde lo íntimo se hizo colectivo.
El concierto cerró pasada la medianoche, con un Sabina emocionado y agradecido de ese público que coreó varias de sus canciones. Se despidió con una ovación prolongada que iluminaba el ruedo de aquella Plaza de Toros de Murcia.
REDACTORA: Jessica Curaqueo, FOTOGRAFO: Fabio Ortiz
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